Las personas que viven con el VIH no están obligadas a revelarlo. Sin embargo, recomendamos compartir esta información con el médico de cabecera. Es importante que el médico lo sepa para poder hacer un seguimiento adecuado del estado de salud y controlar que los otros tratamientos que la persona pueda necesitar no afecten a los medicamentos contra el VIH.  

El párrafo 237 del Código Penal se refiere a la transmisión de enfermedades graves entre personas. Hace referencia a la transmisión y a poner a otros en riesgo de infección, pero solo en los casos donde existe un riesgo real de transmisión. Poner a alguien en riesgo de infección por el VIH puede estar contemplado en este párrafo, pero existen varias excepciones.   

• Si la persona está bajo un tratamiento eficaz no existe el riesgo de que otros puedan infectarse. La persona no sufrirá consecuencias jurídicas si hace todo lo posible para prevenir la transmisión por relaciones sexuales. Esto significa que las personas que viven con el VIH que reciben tratamiento o utilizan preservativo están exentas de responsabilidad penal.   
• Una persona no puede ser sancionada por transmitir la infección o poner a una pareja sexual en riesgo si la pareja ha dado su consentimiento a ser expuesta a la infección. Esto no quiere decir que exista una obligación de informar, sino que una persona no puede ser sancionada si su pareja ha sido informada pero igual elije “ponerse en riesgo de ser infectada”.  En cambio, si la persona no está recibiendo un tratamiento ni tampoco toma las medidas de precaución suficientes y necesarias para prevenir la transmisión, puede ser sancionada si no le informa a su pareja sexual, sin importar si se produce o no la transmisión.  
• Los trabajadores sexuales y los usuarios de drogas inyectables también están exentos de responsabilidad penal. Lo mismo sucede en los casos de transmisión de madres a hijos.